El Tiempo de Libertad
El tiempo de Libertad, es tiempo para la vida. No hay paradas ni comienzos en el tiempo. Tampoco hay altos en el camino, donde los viajeros puedan detenerse para refrescarse y descansar. Sí, el tiempo es el mayor prestidigitador y los hombres los mayores incautos.
Semejante a la ardilla que hace girar su rueda, el hombre, que ha puesto la rueda del tiempo a girar, está hasta tal punto dominado e impulsado por su movimiento, que ya no puede creer que es él quien la hace moverse, ni «encuentra tiempo» para detener el giro del tiempo.
Apenas sonríen por su nacimiento, cuando ya lloran por su muerte. Apenas están llenos cuando ya están vacíos. Apenas han atrapado la paloma de la paz, cuando ella se transforma en sus manos en buitre de guerra. Cuanto más piensan que saben menos verdad conocen. Cuanto más avanzan, en verdad más retroceden. Cuanto más alto suben, más profundo caen.
El tiempo es una continuidad que se superpone a sí misma. Nada termina ni nada es puesto fuera del tiempo; nada es comenzado ni terminado. El tiempo es una rueda creada por los sentidos, y lanzada por los sentidos para que gire en el vacío del espacio.
En su llanta están situadas todas las cosas perceptibles por los sentidos, incapaces de percibir algo distinto del tiempo y del espacio. Y así, las cosas continúan apareciendo y desapareciendo. Lo que desaparece para unos, en cierto punto del tiempo y del espacio, aparece para otros en otro punto. Lo que puede ser arriba para unos, es abajo para otros.
Lo que puede ser día para unos, es noche para otros, dependiendo del «cuándo» y del «dónde» del observador. Sólo uno es el camino de la vida y de la muerte, sobre la llanta de la rueda del tiempo, pues el movimiento en círculo jamás puede alcanzar el fin, y jamás se agota. Y todo movimiento en el mundo es un movimiento circular.
¿Acaso el hombre se podrá liberar algún día del círculo vicioso del tiempo? Sí, el Hombre se liberará, pues él es el heredero de la libertad sagrada de Dios. La rueda del tiempo gira, pero su eje está siempre en reposo.
Dios es el eje de la rueda del tiempo. Aunque todo gira alrededor de El en el tiempo y en el espacio, Él está siempre fuera del tiempo y del espacio. Aunque todo proceda de su Palabra, su Palabra está tan desprovista del tiempo y del espacio como El. En el eje, todo es paz. En la llanta todo es agitación.
¿Dónde prefieres estar tú, Templario?, deslízate desde la llanta del tiempo hacia el eje, y te librarás de las náuseas del movimiento. Deja que el tiempo gire alrededor de ti, pero no gires con el tiempo. Busca dentro de ti y encuentra la paz de tu Dios Único y Verdadero, para mayor Gloria de Nuestro Señor.
+++Nada para nosotros, Señor, nada para nosotros, sino a Tu nombre sea dada la Gloria.+++