La Codicia de los Bienes
Templario y Caballero… la codicia de los bienes, de una forma u otra, es siempre la causa del odio despiadado y de las brutalidades más sutiles.
A la mayor parte de los hombres les interesan poseer cosas, pero para entender su justa relación con ellas, se requiere inteligencia, nunca por un afán adquisitivo, ni de renunciación, ni tampoco de acumulación. Debe ser una relación libre e inteligente, darse cuenta de las necesidades sin tener que depender afanosamente de ellas.
¿Y cuándo se convierte en codicia la necesidad?
Templario…El pensamiento nacido de la codicia no puede comprender lo eterno. Lo que puede comprender lo inmortal, debe ser también inmortal. Este pensamiento de poseer las cosas, es transitorio y mientras la mente esta enjaulada dentro del circulo de la codicia, no podrás transcenderla ni vencerte a ti mismo.
¿Piensas que, si las cosas del mundo estuvieran bien organizadas, existiria un mundo feliz y pacifico?
Esto será así, cuando puedas entender el verdadero significado de las cosas, pues dependes de ellas porque interiormente eres pobre y escondes esa pobreza con la acumulación de las cosas terrenales, que no son nada más que posesiones superficiales.
La codicia de las cosas llegan a ser tan importantes, que estás dispuesto a mentir, a defraudar, a luchar y a destruir enfrentándote contra unos y contra otros, porque las cosas son el medio para lograr el poder y para tener gloria.
Caballero Templario… Si no puedes comprender la codicia y la combates ¿Cómo podrás comprender el mundo, donde se producen todas estas formas de lucha y sufrimientos?
No existe en este mundo mayor poder que el de servir a Nuestro Señor siendo un digno guerrero, Templario y soldado de la Blanca milicia de Cristo, venciendo en todas las batallas que continuamente y día a día, en esta vida, se producen en tu interior.
Ni podrás alcanzar mayor gloria que la de servir a los demás, con amor y humildad, practicando la caridad con generosidad, siendo ejemplo vivo del desapego de las cosas terrenales, pues no hay mayor riqueza que alcanzar la Gloria de Dios.
Cultiva siempre la sabiduría que da por resultado la serenidad de espíritu, para mayor Gloria de Nuestro Señor.
+++Nada para nosotros, Señor, nada para nosotros, sino a Tu nombre sea dada la Gloria+++