La Lucha y Grandeza del Templario
La Lucha y Grandeza del Templario, para poder definirla lo primero que hay que hacer es establecer quiénes y cómo son los Templarios en su lucha personal. De un lado tenemos un núcleo dominante y su agente, el mal, que, en muchos casos, puede contar con nuestro propio apoyo inconsciente y el de pequeños núcleos exteriores al servicio del dominante. Del otro lado, el mal del que se trate (malos pensamientos, egoísmo, rencor, odios, dudas, etc….). Es importante destacar que, además de ser una lucha personal, es la lucha de un pueblo y de las propias asambleas.
La lucha es la vanguardia campeadora de uno mismo, sacando de sus errores propios, aprendizajes para aquellos que sigan la inclinación de la lucha anónima. No hay que considerarse numéricamente insignificantes al enemigo contra el cual se combate, aunque sea deficiente nuestra intensidad de pasión.
Nosotros siempre contamos con aquel que ha Creado todo lo que ve nuestros ojos; por lo tanto, contamos y servimos al Dueño de todo lo perceptible y de lo no perceptible. No hay lugar para el miedo en un Templario, pues su valor se identifica con el poder del Creador y hace de todas sus obras una armonía poética para todos aquellos que forman parte de la lucha anónima.
Los apoyos en la lucha
El Templario cuenta entonces, con todo el apoyo de las comunidades Tradicionalistas Cristianas del mundo eterno. Al ser Tradicionalistas Cristianos sus ideas son idénticas a las nuestras; no podemos luchar entre nosotros, ya que daríamos sensación de seguridad y de admiración a todos aquellos que quieren formar parte de la lucha anónima.
El Templario debe ser un viento y un susurro, pareciendo no estar, haciendo notar su presencia en el momento preciso. Debe guardar respeto al jefe en la tierra y no adelantarse a acontecimientos, simplicidad, valentía, conocimiento de los terrenos espirituales por los que se mueve, y muchas veces, hasta perfecta apreciación de la moralidad a emplear. Analizando los contextos y el modo operacional, su forma de lucha y comprendiendo su base, sólo nos resta preguntar: ¿por qué lucha un Templario?
Objetivos del Templario
Tenemos que llegar a la conclusión inevitable de que el Templario es un renovador moral, que empuña sus palabras respondiendo a la respuesta airada del pueblo contra las fatalidades y que lucha por cambiar la moral que mantiene a todos sus hermanos inseguros, oprimidos o en la pobreza. Se lanza contra las condiciones especiales de institucionalidad de un momento dado y se dedica a romper con todo el vigor que las circunstancias permitan, los moldes de esa institucionalidad.
El Templario debe tener un conocimiento cabal del terreno que pisa y de las acciones que debe usar; debe revisar sus lugares de acceso y no pensar en la retirada, debe mirar sus posibilidades de ayuda al pueblo o a cualquier necesitado de cualquier característica o situación; no debe buscar lugar donde esconderse, ya que el Templario no tiene miedo y debe mostrar con valor su tendencia y su doctrina en cualquier circunstancia y en cualquier momento.
Para quien lucha el Templario
El Templario es un luchador que interpreta los deseo de los más pobres, de la masa ignorada por los poderosos, de los pobres que sueñan con tener el mismo derecho y la misma situación que aquellos que les maltratan. Pero lo más verídico es que no debemos ir luchando cada uno con unas leyes diferentes a los otros, pues las leyes están marcadas para todos por igual y no las marcó ningún mortal; las marcó el Creador de todo, por lo tanto, nuestra dedicación debe ser la misma, ni unos más ni otros menos.
Las pugnas es siempre una lucha donde ambos contendientes tratan de aniquilarse el uno al otro. Recurrirán entonces a toda clase de triquiñuelas, a todos los trucos posibles para conseguir este resultado, además de la fuerza. Las estrategias y la improvisación son la representación de las aspiraciones del grupo que analiza y del modo de llevar a cabo estas aspiraciones, y este modo contempla el aprovechamiento de todos los puntos débiles del enemigo.
A pesar de nuestros conocimientos, tendemos a profundizar que el enemigo es superior a nosotros y el miedo se apodera de nuestra debilidad, dejando al descubierto nuestros propósitos y nuestras condiciones de lucha. Hay alevosía, hay designio, hay sorpresa, y cuando no se producen, es porque es imposible tomar desprevenidos a quienes están vigilantes; por lo tanto, al igual que nuestros adversarios, estaremos expectantes y vigilantes para que el mal no pueda sorprendernos.
Las consecuencias de su verdadera grandeza
Ahora bien, así como el general de una división no debe morir en una pugna al frente de sus soldados, el Templario, que es general de sí mismo, no debe morir en cada batalla; está dispuesto a dar su vida, pero precisamente, la cualidad positiva de esta pugna que nosotros realizamos, es que cada uno de los Templarios está dispuesto a morir, o al menos debería estarlo; no por defender un ideal sino por convertirlo en realidad.
Esa es la base, el milagro por el cual un pequeño núcleo de hombres, vanguardia armada de sentimientos por un Soberano que nos apoya. Vamos así decididamente a lograr un cometido, a establecer una Organización nueva, a romper los viejos moldes corruptos, a lograr, en definitiva, la razón social por la que luchar.
Consideradas así todas las frases justas, adquieren su verdadera grandeza, la grandeza del fin a las que están destinadas. La compostura de lucha y grandeza del Templario, es esa actitud que no debe desmayar en ningún momento, es inflexible frente a los grandes problemas del objetivo final, es también y, sobre todo, la lucha y grandeza del Templario.
+++Nada para nosotros Señor, nada para nosotros, sino a Tu nombre sea dada la Gloria+++