EL APRENDIZ DE TEMPLARIOS

El aprendiz de templario que, desde la admiración y el respeto hacia sus hermanos caídos, busca mantener vivo el legado de la Orden del Temple. A través de la evocación de sus sacrificios, se compromete a continuar la lucha por la justicia, la verdad y la paz. Es un homenaje a la memoria de los templarios y un juramento de fidelidad a sus ideales, bajo la eterna guía del Maestre Jacques Bernard de Molay.

APRENDIZ DE TEMPLARIOS

Hoy quiero pedirles un favor, que me permitan esta sinrazón de comenzar por el final el relato de este maldito dia para todos los templarios que claman justicia. No me cansare jamas de denunciar la aberración del crimen que contra nuestros hermanos ancestros cometieron quienes lo juzgaron, condenaron y ejecutaron quitándoles vilmente la vida.

En las noches de oracion, bajo el cielo mas puro y limpio, bajan estrellas brillantes directas al corazón. La hora se acerca, los caballos relinchan avisando del clamor cuando la batalla estaba a punto de comenzar. La lucha es disigual, las espadas no se levantaron, ni la sangre de un cristiano se derramara. Pagaremos con nuestro honor, sirviendo a nuestro DIOS, hasta las ultimas consecuencias.

La justicia y la paz, los aires de libertad, con la vida, los caballeros templarios pagaron. La palabra y el honor, las cartas de presentación para entrar en el reino, con la rodilla sobre nubes de algodón, vencidos por la emoción, de estar frente a su Cristo.

Era un 13 de Octubre y el verdugo se esmeraba en dejarlo todo listo, para que todos disfrutaran. Maldito espectaculo y maldito los ojos que tan horrible crimen contemplaron. Muchos curiosos y cortesanos, una cabeza coronada y una toga engalanada por el ansia de poder corrompidos por el maldito dinero.

Se quiso poner fin al propósito más sagrado y consiguieron crear el principio de libertad, de justicia y de paz que los corazones templarios, en nuevos corazones renacieron para toda la eternidad.

Solo soy un aprendiz que busco y rebusco en cada pagina, en cada libro, los secretos y misterios, los principios y las virtudes, de una Orden y de unos caballeros que a sangre, la historia escribieron. No me cansare de aprender y jamas olvidare el dia que el fuego purificó el alma de los muy nobles Caballeros Templarios de la Orden del Templo de Jerusalén.

Tan solo soy un aprendiz de Templario, Maestre Jacques Bernard De Molay, en verdad a Vos os pido, si no puedo daros vida, al menos… déjame morir contigo.

Fué un 13 de Octubre, pero la historia no termina aquí, pues aunque los cuerpos de aquellos valientes templarios fueron consumidos por las llamas de la injusticia, su legado sigue ardiendo en los corazones de quienes, como yo, buscan en cada rincón de la memoria, en cada fragmento de pergamino, la verdad que se oculta tras las sombras.

El fuego que purificó sus almas no fue el fin, sino el comienzo de una nueva era de lucha y resistencia, de fe inquebrantable y devoción eterna. Porque aunque los enemigos de la Orden creyeron haber extinguido nuestra llama, no contaron con que esa llama se propagaría, iluminando el camino de los justos y guiando a los hombres hacia un destino que ellos jamás pudieron imaginar.

Recuerdo cada palabra, cada enseñanza transmitida de boca en boca, de generación en generación, como si fueran susurros de los antiguos maestres, guiando a los aprendices por el sendero de la verdad. No es fácil ser aprendiz de templario en tiempos donde la traición y la corrupción parecen dominar, donde los valores que defendemos son constantemente pisoteados. Pero es en esta lucha diaria, en esta búsqueda incansable, donde encuentro mi razón de ser.

Cada día que pasa, siento más profundamente el llamado de la Orden, un llamado que no conoce fronteras ni tiempo, que atraviesa los siglos para recordarnos que nuestra misión no ha terminado. La justicia que tanto anhelamos, la paz por la que tanto luchamos, no es solo para nosotros, sino para todos aquellos que vienen después, para los que buscan un mundo donde la palabra y el honor sean más poderosos que la espada.

Por eso, Maestre Jacques Bernard de Molay, aunque no pude estar junto a Vos en aquel día aciago, aunque no pude alzar mi espada para defender vuestro nombre, os juro que seguiré luchando. No con armas, sino con la verdad, con el conocimiento y la fe. Porque mientras haya un aprendiz dispuesto a buscar, mientras haya un corazón dispuesto a creer, la Orden del Temple nunca morirá.

Y así, seguiré aprendiendo, seguiré escribiendo la historia que otros intentaron borrar, seguiré buscando en cada rincón del mundo las huellas que dejaron nuestros hermanos. Porque aunque mi cuerpo esté aquí, mi alma pertenece a la Orden, a esa sagrada misión que nos encomendaron, a ese juramento que hicimos y que, aunque pasen mil años, nunca romperé.

Soy un aprendiz de templario, y mientras haya aliento en mi ser, la llama de la Orden seguirá viva.

+++Non nobis Domine, non nobis, sed nomini tuo da gloriam.+++

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