El Misterio de Baphomet y Los Templarios

El Misterio de Baphomet y Los Templarios

El Misterio de Baphomet y Los Templarios. Los Caballeros del Temple empezaron a confesar bajo las más terribles torturas. Unos declararon que nada más ingresar en la Orden se les había obligado a postrarse ante ese Baphomet, que se hallaba en el centro del altar. Otros aseguraban que era un ídolo con figura humana, o una cabeza con corona, y que parecía hecha de distintos metales: cobre, plata y oro.

TEMPLARIOS Y CABALLEROS, HISTORIA, LEYENDA Y REFLEXIONES
En el artículo 47 del Acta de Acusación, se menciona claramente: «En todas las provincias del Temple hay ídolos, que son unas cabezas muy singulares. Algunas de estas cuentan con tres caras, otras una sola, y unas terceras son una calavera […] Se postraban para adorar a un ídolo que consideraban su Dios, el Salvador que vendría a brindarles el descanso eterno, asegurando que esa cabeza era capaz de protegerlos de todo mal, que proporcionaría a la orden los mayores tesoros y que podía conseguir que florecieran los árboles y que germinara el trigo en las tierras más secas […] Por lo general, los Templarios se ataban con cuerdas esos ídolos al cuerpo, ocultos bajo sus camisas y en contacto permanente con la piel. Sus preceptores les habían enseñado que debían llevarlos continuamente, hasta cuando dormían por la noche»

La cabeza ofrecía el aspecto de un hombre de larga barba, de un color que podía ser blanco. Algunos hermanos decían haber sentido gran pánico en presencia de ese ídolo, cuyas formas eran terribles y diabólicas. Contaron como ese Baphomet hablaba, era capaz de pronunciar oráculos y podía adquirir la forma de un gato negro o de un cuervo, lo que daba por finalizado el ritual satánico.

Es más que probable que la conocida imagen «demoníaca» con la que se representa al Baphomet, tenga su origen en las fantasías renacentistas, y no tenga concordancia alguna con el real.

No cabe duda de que algunos templarios fueron más allá de las pretensiones de los propios jueces, lo que nos permite comprender hasta qué punto tan horrible pueden llegar los testimonios humanos si han sido previamente avivados por el fuego de la tortura. No debemos olvidar que por aquellos tiempos comenzaban a celebrarse (y a perseguirse, claro está) aquelarres, por lo que se hizo necesario que «aparecieran» infinidad de demonios con los que poder justificar sus actividades inquisitorias.


Lo que se ocultó en los informes de los acusadores fue algo de vital importancia: en ninguna da las dos mil haciendas templarías francesas se encontró un ídolo, o una cabeza, que pudiera ser atribuida a Baphomet. Sólo se halló una cabeza perfectamente moldeada de un hombre cubierto con velos blancos, fabricada en plata dorada, y que era en realidad un relicario.

Lo que sí es cierto es que en las catedrales góticas hay cabezas barbudas, que se colocan a menudo sobre las ventanas, cornisas y ángulos, y en general, en cualquier lugar delicado del edificio. Esto se debe a que algunas doctrinas templarías pasaron a las logias de constructores, y sus símbolos se han seguido usando por tradición, pero desconociendo su significado, y reducidas a mero ornamento.

Las teorías cabalísticas aseguran que más que un demonio, suponía un compendio de la piedra filosofal, la cábala y el dios de la ciencia absoluta. Una Orden secreta, dentro del propio Temple, veneraría a ese Dios de la sabiduría, una deidad común al islamismo, al judaísmo y al cristianismo.

El Baphomet era simplemente la «Cabeza del Anciano», el Chokmak hebreo, que quiere decir «sabiduría». La cábala lo identifica con el Adam Kadmon u «hombre celestial», esencia suprema del creador y también llamado «Cabeza de las Cabezas» y lo definen así: «El Anciano está constituido por tres cabezas en una sola y tiene por atributo la sabiduría. La Cabeza del Anciano tiene dos nombres: el Gran Rostro y, vista desde fuera, la Pequeña Figura. Tres letras han sido grabadas en la cabeza de la Pequeña Figura, que corresponden a las tres mentes alojadas en tres cráneos».

Esto podría referirse a las tres letras madres del alfabeto hebreo, que son los fundamentos de la cábala: Y H V. No hace falta ser muy perspicaz para enlazarlas dando lugar a una palabra: Yahvé. Lo que se saca en claro de todo esto es que los Templarios habrían tenido acceso a los secretos de la cábala, a través de sus contactos con sectas judías, desarrollando un conocimiento oculto, que quedaría reflejado en sus símbolos (como su sello) y rituales.

Habrían pretendido instaurar una sinarquía, y gracias a la intervención del Baphomet, podría reinar en el mundo la concordia, la solidaridad y la bondad, luego de haber eliminado todas las fuerzas opresoras. Como este mensaje resultaba claramente anticlerical, lo mismo que el transmitido por los masones, fue apoyado por un gran número de intelectuales a lo largo de la historia, pero también surgieron estafadores y farsantes, que pretendieron ver en los Templarios un mensaje de magia sexual, que daba comienzo con la llegada del iniciado, al que se le obligaba a consentir la sodomización para obtener el derecho de ser templario.


Otros investigadores consideran a los Templarios herejes e intentan demostrarlo por distintas vías: Una afirma que la palabra «Baphomet» sería una derivación o una corrupción de «Mahomet» o, por tanto, Mahoma, y la cabeza barbuda sería la representación del profeta islámico. En este caso, lo que se trataría de probar es que la Orden del Temple derivó al islam, por «contaminación» en Tierra Santa, y habría caído en la herejía a los ojos de la Iglesia Católica.

También se ha dicho que la cabeza podría ser la de Juan Bautista (recordemos que fue cortada a petición de Salomé) y que en este caso los Templarios serían seguidores de las doctrinas de San Juan, y no de las paulistas que rigen la Iglesia. Otra, es la que afirma que el Baphomet era, efectivamente, una cabeza conocida como «Cabeza 58». Esto relacionaría a los Templarios con el juego de la Oca, donde la casilla 58 es la de la Muerte, aunque más en el sentido espiritual que físico, es decir, morir para volver a nacer, o dicho de otro modo, redimir los pecados, pero… ¿quizás con otra religión?

La última teoría, aunque no menos original, presenta a los Caballeros del Temple como custodios de una importante reliquia denominada «Madylion«, que consistiría en una pieza de paño, doblada varias veces y estirada sobre un marco de madera, ya que era considerada el sudario de Cristo, que aparentemente había sido perdida para el mundo durante el asedio de Constantinopla en 1204, y que sería la misma que hoy se guarda en la catedral de Turín.

Si esto fuese cierto, se explicaría la postración ante el Baphomet, ya que este resultaría ser en realidad el rostro barbudo de Cristo, marcado por las heridas de la corona de espinas. Los pliegues de la sábana solo dejarían ver el rostro, de ahí que se le identificase como una «cabeza».

+++Nada para nosotros Señor, nada para nosotros, sino a Tu nombre sea dada la Gloria+++
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antolinvall
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