El respeto y la fidelidad mutua
El respeto hacia los demas, hacia lo que se oye o se dice, es algo que se debe de tener muy en cuenta, ya que, si queremos que nos respeten, primero debemos respetar.
La más importante consideracion a tener en cuenta es el respeto a uno mismo, pues para respetar a los demas es mejor empezar a respetarse a si mismo.
El principio de respeto es lo primero que aprende un Caballero Templario, sin este principio es como deambular por el mundo haciendo algo sin sentido.
Si no hacemos las cosas con respeto, no damos la seriedad necesaria para hacernos respetar ni para que respeten a aquel a quien servimos.
Desde el Medievo, los valerosos caballeros demostraron respeto a sus reyes e incluso a sus enemigos.
Nosotros, Caballeros Templarios, solo tenemos un Rey a quien servir y vive más alla, donde solo podemos llegar con el alma o el pensamiento.
Es difícil encontrar hoy en dia hombres que se ofrezcan para respetar, para amar sin medida, para ser fiel a unas ideas o para servir a un Dios del que el mundo apenas sabe nada.
Entre todos debemos realizar una tarea de tipo general que tenga como finalidad táctica sacar al enemigo de su ambiente, obligándolo a luchar en lugares donde sus hábitos de vida corrupta choquen con la realidad imperante.
No se debe despreciar al enemigo, al contrario; se le debe respetar como ya hemos aprendido, pero no con el respeto que le tenemos a Nuestro Señor.
Los comienzos no serán fáciles; serán sumamente difíciles. Toda la capacidad de reproche, toda la capacidad de crueldad y demagogia de las oligarquías se pondrán al servicio de su causa. Nuestra misión en la primera hora, es sobrevivir, después actuará el ejemplo perenne de nuestra fuerza.
Y si todos fuéramos capaces de unirnos para que nuestros golpes fueran más sólidos y certeros, para que la ayuda de todo tipo fuera aún más efectiva ¡qué grande sería el futuro, y qué cercano!
Ser fiel a una idea o a una Orden es una virtud que no todos alcanzan. Es como el respeto que tiene que salir de dentro para saber la importancia y la adjudicación correcta.
La fidelidad no es solo una palabra que encierra un significado abstracto, es una fuente inagotable siendo real e inalterable.
Nos esforzaremos en la colaboración comun, creando un mundo nuevo con una nueva civilización. De ella saldrá el respeto y la fidelidad mutua, base por la cual muchas religiones suspiran y otras se pelean.
Quienes abren el camino siempre han sido los Caballeros Templarios, hombres y mujeres que suspiran por un mundo unido, con un solo corazón que vive con el Amor de Dios, en paz, con justicia y en libertad.
La semilla más abundante de nuestra lucha es la de la Consagración de Investidura de nuestras hermanas y hermanos. En ella depositaremos nuestra esperanza y la preparamos para tomar de nuestras manos la bandera de la victoria.
No entendemos de leyes hechas por los hombres, si ellos no las respetan como quieren que los demás las respeten. Creemos en la ley de Dios, en sus juicios y en su misericordia infinita.
Sólo Dios sabe de los interiores y de los sentimientos de los hombres pues nadie sabe de esos secretos. Siendo cordiales en nuestras obras y en nuestras cualidades damos a conocer de dónde venimos y hacia donde nos dirigimos. Somos ejemplo vivo de lucha, de sacrificio, de benignidad. No conocemos la derrota.
No hacen falta alas para hacer realidad un sueño. Basta con el pecho, basta con las piernas, con el empeño y con un corazón que late con la fuerza de la energía del Temple.
Puede pasar mucho tiempo, puede que años, puede que siglos para que reconozcan la verdad de esta lucha; pero las obras y los ejemplos siempre persistirán, pues están hechos de nobleza y de fortaleza y es difícil que pasen de moda o que sean olvidados.
Nuestros pensamientos sólo son parte de una evocación pulida a base de esperanzas y de sacrificios; somos parte de la esperanza de los pobres, por lo tanto, como esperanzas vivas, debemos renunciar a nuestros requisitos de hombres dichosos, y hacernos cargo de los problemas de los demás.
La esperanza nace a base de esfuerzo y del sacrificio; aquél que no se sacrifica o que no se esfuerza, no puede acariciar la esperanza; es entonces cuando un Caballero Templario toma su armadura y acaricia con atrevimiento sus ideales más racionales.
Al llevar en la sangre el respeto y la fidelidad escritas, debemos en todo momento sacar nuestro carácter Templario y llevar, a todos los desamparados la esperanza, para mayor Gloria de Nuestro Señor.
+++Nada para nosotros Señor, nada para nosotros, sino a Tu nombre sea dada la Gloria+++