El Secreto de Los Caballeros Templarios

El Secreto de Los Caballeros Templarios

El Secreto de Los Caballeros Templarios y por consiguiente de la Orden del Temple es el broche de oro que unen su Historia y su Leyenda. Un secreto que ha sido transmitido a través del tiempo por grandes personajes intelectuales, hasta nuestros dias.

Según algunos investigadores, este secreto nace en dos lugares muy específicos y singulares como son Jerusalen (la ciudad mágica) y Europa, más concretamente en Francia, en la region de Rennes-le-Château.

El enigma de Rennes-le-Château se inicia temprano, en la época romana. La leyenda afirma que, en algún momento del siglo I, José de Arimatea y María Magdalena desembarcaron en el sur de Francia, trayendo consigo el llamado Grial, que el cristianismo define como el cáliz de la Última Cena o donde José de Arimatea recogió la preciosa sangre de Jesús crucificado.

¿Pero qué es lo que se oculta en Rennes-le-Château?

De acuerdo con una de las teorías que más se integran el enigma de la región, cuando desembarcó María Magdalena lo hizo con un hijo de Jesús, estableciéndose así una dinastía mesiánica. Bajo este punto de vista el Santo Grial dejaría de ser un cáliz que recoge la sangre de Cristo para pasar a ser sinónimo de Sang-rial, es decir «sangre real», que se identificaría con la genealogía de los descendientes de Cristo hasta nuestros días.


En el año 410 los visigodos, acaudillados por Alarico, saquearon Roma, llevándose el Tesoro del Templo que los romanos habían obtenido a su vez de los hebreos de Jerusalén. Dos años después desembarcaron en las costas meridionales de las Galias. La región de Rennes-le-Château les agradó, estableciéndose y fundando un reino permanente que no tardaría en saltar los Pirineos y extenderse por el norte de España.

En el siglo VI los merovingios extendieron su dominio sobre el reino visigodo. Estos invasores eran portadores de una cultura sofisticada y enterraban a sus soberanos con joyas y tesoros. La legendaria riqueza de visigodos y merovingios ha dado pie a relatos de fabulosos tesoros aún por descubrir en la región de Rennes.

Pero aparte de lo que cuentan las tradiciones, más o menos fundadas, sobre el Grial, el Arca de la Alianza o fabulosos tesoros enterrados, ¿existe algún indicio que nos haga pensar que este lugar merece su fama como el lugar más misterioso de Europa, escenario de acontecimientos siniestros y guardián del secreto más bien guardado de la historia?

Según la teoría de una enorme veracidad, que ciertos investigadores han llevado a cabo recientemente, revela hechos y datos extraordinariamente reveladores.

El Secreto

Según estas investigaciones, Jesús no murió en la cruz. En sus inicios, para expandirse y satisfacer al mundo romano que estaba acostumbrado a deificar a sus gobernantes, la Iglesia suprimió al Jesús histórico y se inventó al Jesús celestial que ha venido administrando desde entonces.

Entonces Jesús dejó de ser el depositario de la estirpe de David para ser Dios mismo encarnado.

Ese parece ser el gran secreto de Rennes-le-Château. Y también algo que ya nos suena más familiar, a través de los Templarios y del Priorato de Sión, que estaba casado con María Magdalena. Así lo recogen, además, varios textos evangélicos apócrifos. Esta teoría indica que Jesús, su esposa y al menos un hijo huyeron tras la crucifixión a un lugar en donde el paganismo les hiciera pasar desapercibidos.

Y este lugar sería el Languedoc. O como apuntan otros investigadores, quizás sus cuerpos fueron trasladados allí por los Caballeros del Temple desde Tierra Santa, en aquella exitosa misión que les encargara San Bernardo, pues hace unos años se produjo el descubrimiento cerca de Jerusalén de una cripta, verdadero panteón familiar, donde se hallaron seis urnas vacías que habían contenido los restos mortales de Jesús, María, José, María Magdalena, Tadeo (presumiblemente hermano de Jesús) y Judas, hijo de Jesús según reza la inscripción en la correspondiente urna.


Naturalmente, de ser cierto todo lo presente en Rennes-le-Château, las pruebas que allí se ocultarían, se echarían por tierra los dogmas del catolicismo en relación con la Asunción, Resurrección y Ascensión.

Un secreto que revelaría que Jesús no se haya sentado a la diestra del Padre. Que su cuerpo siempre ha estado aquí, en la Tierra, con nosotros. Sería un terrible cataclismo para la propia Iglesia romana, que perdería toda su credibilidad.

No podemos dejar de preguntarnos si en las persecuciones que sufrieron cátaros y templarios, y que culminó con su destrucción por herejía, no estaba incluido la preservación de este secreto.

Al igual que Francia fue testigo un día del fin de la dinastía de los Capetos, ¿le habrá llegado su turno a la Iglesia Romana? ¿Volverá algún oscuro desconocido a gritar aquello de «¡Jacobo de Molay, ya estás vengado!»?

La mano de la venganza templaria parece ser larga y longeva, y a dia de hoy, la maldición del Maestre Jacques De Molay aún no ha sido levantada.

+++Nada para nosotros Señor, nada para nosotros, sino a Tu nombre sea dada la Gloria+++

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antolinvall
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