Un Juez llamado Ignorancia
Un juez llamado ignorancia siempre lo habrá y tu Templario no fuiste elegido para juzgar al mundo, sino para desenjuiciarlo, pues solo la ignorancia gusta vestirse con la toga y el birrete, interpretar la ley y aplicar las penas.
El más despiadado juez de la ignorancia es la propia ignorancia. Fíjate en el hombre, ¿acaso no está dividido en dos, por ignorancia, atrayendo de esta manera hacia si la muerte, así como hacia todas las cosas que componen su mundo dividido?
Templario y Caballero, la Ley de Dios es eterna, que se cumple por si sola. No tiene necesidad de tribunales ni de jueces que proclamen y sustenten su dignidad y su fuerza. El Universo, lo visible y lo invisible, es una boca que proclama la unidad en Dios, a aquellos que tienen oídos para oír. La unidad en Dios es la única ley de la existencia. El otro nombre que se le da es Amor. Conocerla y ajustarse a ella es permanecer en la Vida. Pero cumplir cualquier otra ley es habitar en la muerte.
Templarios, la vida es cosechar, la muerte esparcir. La vida es unir, la muerte desunir. Por eso el hombre dual está suspendido entre las dos, pues el recolecta, pero solamente esparciendo, y el une, mas solamente desuniendo. Cuando cosecha y une, guarda la Ley de Dios, y su recompensa es la Vida. Al esparcir y desunir, peca contra la Ley, y su amarga recompensa es la muerte.
Templario y Caballero, evita sentarte en el tribunal para poder pronunciar juicio contra alguien o contra algo, pues no solo debes conocer la Ley de Dios y vivir de acuerdo con ella, sino también oír el testimonio, ¿Y a quien oirás como testigo en cada caso que se presentase?
Templario…, tu que llevas en tus entrañas el fuego con el que enjuiciaron, torturaron, condenaron y quemaron a tu anciano y Gran Maestre, Jacques de Molay, y a numerosos de tus hermanos Caballeros Templarios.
Tu que arrastras y sufres la condena a perpetuidad, el no ser reconocido como Caballero de Cristo y junto a ti todos los hermanos Templarios y soldados de la Orden de Los Pobres Caballeros del Templo, esparcidos por todos los rincones del mundo.
Templarios y Caballeros, los hombres que se sentaron en ese tribunal y los de ahora, que siguen sin reconocer la inocencia y la crueldad de las sentencias, se auto condenan ellos mismos. ¿Y a quién van a llamar cuando la Ley de Dios haga justicia? ¡¡¡Que horribles jueces y que horrible juicio!!!
¿Llamaran al viento para que declarase en el juicio? Pues el viento auxilia y provoca todo lo que ocurre bajo el cielo.
¿O citaran a las estrellas? Pues ellas presencian todo lo que ocurre en el mundo.
¿O enviaran citaciones a todos los muertos, desde Adán hasta hoy? Pues todos los muertos están viviendo en los vivos.
Ahora ellos están sobrecargados con la carga que se impusieron a sí mismo. Áspero y sinuoso es su camino.
Templario, tu que vives en la Ley de Dios y oyes su Palabra, no juzgaras ni condenaras a nadie. Y en lugar de condenar a aquel que se condena a sí mismo, te esforzaras para que su condena sea perdonada.
Si quieres aliviar tu carga, no juzgue a hombre alguno. Si quieres que tu carga desaparezca, sumérgete y piérdete para siempre en la Palabra de Dios.
Que la Sagrada Comprensión guíe tus pasos, si deseas que tu camino sea recto y llano, para mayor Gloria de Nuestro Señor.
+++Nada para nosotros, Señor, nada para nosotros, sino a Tu nombre sea dada la Gloria.+++
Soy un hombre de armas que sirve a la sociedad con la bendicion de dios. Me gustaria seguir recibiendo este tipo de escritos ya que algo muy dentro mio siempre me llamo a servir en nombre de dios nuestro señor